Han convertido su vida en un cuento con historias reales
¿Qué pasa cuando viajas a donde nadie va y conoces aquello que no aparece en las guías? Pues que tus historias y experiencias brotan de cualquier lugar. Es el caso de Mari Luz y Oliver. Son pareja y juntos han iniciado un viaje sin destino final, solo paradas en el camino. Sin prisas, sin estrés y sin saber, a veces, dónde van a dormir. Un viaje en busca de historias auténticas alejadas del turismo que las comparten en forma de cuento a través de su proyecto Slow Chicken Dance. Web / Facebook / Twitter / Flickr
¿Qué es Slow Chicken Dance?
ML. Por una parte, es la materialización de una inquietud y un sueño, y por otra, es parar, tomarte tu tiempo y relativizar lo que no es realmente importante. Hoy estamos aquí, mañana ya veremos.
Y crítica social…
O. No hubo nunca un objetivo de hacer una crítica social ni en los cuentos ni en las fotos, pero subyace.
ML. Es un proyecto en movimiento y ha ido evolucionando durante el viaje, como nosotros. Al principio escribíamos cuentos más fantásticos pero llegó un momento en el que las historias necesitaban un rigor más periodístico.
«Era inevitable fotografiar a las personas. Siempre con una mirada de tú a tú, sin buscar el dramatismo»
Durante el viaje íbamos descubriendo historias y las convertíamos en cuentos allí donde estábamos. Sin plazos ni horarios. Cuando sentía la inspiración para escribir la historia y cuando Oliver tenía las fotos, que compartíamos en Flickr.
Unas fotos alucinantes, poco turísticas y muy humanas…
O. Hasta este viaje siempre había fotografiado cosas y lugares sin gente, y ahora era inevitable fotografiar a las personas. Siempre con una mirada de tú a tú, sin buscar el dramatismo.
¿Cuál es la historia de esta foto?
ML. Esta foto la hicimos en Cayo Chachauate, una de las islas del archipiélago Cayos Cochinos en Honduras. Allí se graba el reality show “Supervivientes”, hay un resort al que a diario llegan lanchas con turistas, un spa… Pero allí también vive gente local. Nos hicimos amigos de los que llevaban las lanchas y nos llevaron gratis junto con los turistas que habían pagado por ese viaje organizado a la isla
Buena gente…
ML. Cuando llegamos a la isla, uno de ellos nos preguntó si queríamos quedarnos en el resort o qué… Le dijimos si podíamos ir a otra de las islas que habíamos visto con cuatro casas y algunas palmeras. Nos dijo que allí vivía su tía y le preguntamos si podíamos quedarnos en su casa…
Con desparpajo y a la aventura…
O. Estuvimos allí unos días conviviendo con ellos. Se dedican principalmente a la pesca y también a la artesanía para vender a los turistas. Pudimos ver que son como nosotros. Desde fuera, puedes ver a ese niño negrito que se te acerca a venderte un collar y pensar que es pobre, que pasa hambre, etc. Pero allí no es así. Al vivir con ellos vimos que somos iguales. Hacen los collares, comentan cómo ha ido el día, tienen la picardía de venderlos a precio de turista y bromean sobre ellos: “los canadienses nunca nos compran nada”, con su marcado acento hondureño.
ML. Son niños viejos porque están muy rodados y son muy espavilados.
O. Y les hablas de tú a tú. No puedes hablarles como a los niños de aquí, con un tono más infantil, porque te mandan a paseo.
«Hasta en el pueblo más recóndito tienen Facebook. Recuerdo que en un pueblo indígena de Bolivia, muy cerca de la frontera con Chile, los únicos comercios que hay son una tienda de alimentación y un cibercafé»
Están familiarizados con la tecnología por el turismo…
ML. No exclusivamente. También van a la ciudad, venden lo que pescan… Están totalmente actualizados.
O. Hasta en el pueblo más recóndito tienen Facebook. Recuerdo que en un pueblo indígena de Bolivia, muy cerca de la frontera con Chile, los únicos comercios que hay son una tienda de alimentación y un cibercafé.
¿Cómo?
O. Con cuatro ordenadores y todos los indígenas con su facebook.
Un negocio de éxito ese cibercafé…
O. Nos han vendido unos clichés tercermundistas que muchas veces no son ciertos. Y son más parecidos a nosotros de lo que imaginamos a veces.
Y precisamente con esos clichés llegasteis a Irán…
O. Irán ha sido uno de los países que más nos ha sorprendido. Esperábamos llegar a un país tercermundista con casas de adobe en medio del desierto, pero Teherán es como Barcelona.
ML. La diferencia es que viven en un sistema totalitario que les condiciona muchas cosas. Tienen una doble vida: la de cara a la galería impuesta por el gobierno y la real.
¿Cómo llevan esa doble vida?
O. Tienen censurado el uso de Internet pero en la práctica todo el mundo se las ingenia para poder acceder a la información y a las redes sociales, y las usan. Son muy conscientes de lo que sucede en el exterior. Además, cuando te prohíben algo tienes más ganas de hacerlo. Por ejemplo, cuelgan sus fotos en Facebook cuando podría venir la policía y detenerte porque es ilegal.
ML. De hecho, el presidente de Irán, Rouhaní, tiene twitter; es la mayor contradicción. Forma parte de su manera de vivir. Todo lo que está prohibido lo consiguen a través de sus camellos: películas, cervezas… Lo que sea.
En este punto de la entrevista, podéis leer la historia de Mina, una joven iraní, las desventajas solo por haber nacido en Irán y la doble vida en el cuento «Underground».
Habéis visitado hasta el momento 20 países y 6 veces India. ¿Qué tiene?
ML. India lo tiene todo, es como estar en esos 20 países a la vez. Y hemos aprendido su manera de negociar, sus gestos y a movernos como locales.
O. O la odias o la amas. No tiene término medio. No hay nadie al que no le gusten los paisajes y lugares de India, pero la forma de ser hindú, la manera de vivir y de tratar al turista puede ser, a veces, un poco cansina, pero si consigues darle la vuelta y reírte con ellos…
«Lo que me asusta es pensar que Nueva Delhi ha sido creada por el hombre y cómo ha llegado a ser tan decadente y desastre como lo es hoy»
Demasiado caos en las ciudades…
ML. La gente odia las ciudad pero es un caos encantador.
O. A mí lo que me asusta, por ejemplo, es pensar que Nueva Delhi ha sido creada por el hombre y cómo ha llegado a ser tan decadente y desastre como lo es hoy. He de decir que la decadencia me encanta.
Explica eso…
O. Recuerdo una imagen la primera vez que llegué a la parte vieja de Nueva Delhí de un hombre en medio de la acera cortándole la cabeza a un pescado enorme, otro portando miles de cosas sobre sus hombros mientras yo esquivaba a un motorista y a una vaca, y me imagino una vista aérea de ese laberinto de calles, personas y caos y me pregunto: qué hago yo aquí y cómo ha llegado a ser tan desastroso este rincón del mundo.
Mari Luz…
ML. Yo siempre digo que está el infierno y luego está Delhi. Esa relación amor-odio con la India la llevo hasta el extremo. Cuando estoy allí, al cabo de un tiempo no lo soporto más; pero cuando no estoy, quiero volver.
Si algo tiene son contrastes.
O. Algo que nos sorprendió mucho fue un viaje que hicimos en tren en el que íbamos todos durmiendo en el suelo porque no se cabía de otra manera. A la mañana siguiente, tras siete horas de viaje tumbados en el suelo en un tren en medio de ninguna parte, nos llamó la atención ver a un hombre bien vestido y aseándose en medio de ese caos.
Parece lo más normal asearse…
O. Empezamos a hablar con él y resulta que ese hombre era un ingeniero que iba a una reunión de trabajo.
¿Y por qué viajaba en ese tren?
O. Porque viajan así.
ML. Es un viaje largo y prefieren ir en tren. Métete tú en coche por las carreteras de Nueva Delhi… Los ingleses les dejaron una red muy buena de ferrocarriles.
«Hemos aprendido a desaprender todo lo que sabíamos para empezar a entender»
¿Ha cambiado vuestra manera de percibir el mundo?
O. Sí, aunque me cueste reconocerlo.
ML. Reafirmas cosas que antes obviabas. Salir de tu barrio y conocer otros lugares y culturas te hace más tolerante y a dar importancia a lo que realmente importa en tu vida diaria. Nos sentimos agustos en la multiculturalidad. Si algo hemos aprendido en este viaje ha sido a desaprender todo lo que sabíamos para empezar a entender.
En un vaso lleno ya no cabe más agua…
ML. Tenemos tendencia a juzgar desde una concepción cultural occidental; la nuestra. Pero debemos ponernos en su mentalidad y su contexto.
Todas las historias y experiencias de vuestro viaje las habéis plasmado en cuentos. ¿Qué historia hay detrás de “El sueño de Bi”?
O. Llegamos a un pueblo en Honduras y queríamos ir a un lugar más aislado del turismo pero no sabíamos a dónde. Nos subimos en un taxi y el taxista nos propuso llevarnos hacia dónde van los turistas, así que nos decidimos rápido; le dijimos que nos llevara en la dirección opuesta.
A saber…
O. De repente, la carretera se convirtió en un camino de tierra, empezó a llover muchísimo…
¿Os lo replanteásteis?
ML. ¡No! Una de las cosas que valoramos muchísimo es cuando el asfalto pasa a ser un camino de tierra, ahí empieza la aventura.
O. Total, que llegamos a un pueblo que parecía un pedazo de lo más profundo de Nueva Orleans con sus casas grandes muy separadas entre sí, murales y pequeñas obras de arte pintadas en la calle y todos negros con esa mirada desconfiada e intimidante hacia los nosotros; dos forasteros blanquitos ahí en medio.
«Cuando el asfalto pasa a ser un camino de tierra, ahí empieza la aventura»
Y entonces…
ML. Nos planteamos dar media vuelta y largarnos. Los prejuicios…
O. El taxi nos dejó en frente del bar – restaurante que había allí. Tenía un porche en el que había un grupo de negros gordos, como en las películas, mirándonos muy serios.
Solo faltaba la música de fondo…
O. Nos bajamos y les preguntamos que estábamos buscando una habitación… Fue empezar a hablar con ellos y se rompió el hielo y esa frialdad desafiante con la que nos miraban, y estuvimos de risas.
¡Pues qué alivio!
O. Por la noche me acerqué al restaurante y el hijo del dueño me presentó a Bi: “Este es Bi y es pintor”, me dijo. Le comenté sobre las pinturas que había visto por las calles, las cuales me parecían buenísimas, y me respondió: “¡Soy yo!”, con el ritmo de su acento hondureño. Me fijé que el restaurante también estaba lleno de cuadros suyos. ¡Eran maravillas!
Y en esa barra de bar surgió una buena charla…
O. Empezamos a hablar mientras me invitaba a unos tragos de un licor llamado gifiti. Hablábamos sobre nuestro viaje, sobre su vida… Le pedí que me esperase ahí para avisar a Mari Luz que estaba en la cabaña porque la historia de Bi era tan alucinante que si nos la cuenta otra persona, no me la creo.
ML. Había sido un pintor de éxito, bailarín, había vivido en Nueva York, había hecho giras por toda Europa, había estado con amantes, con sus mujeres…
Y ahora estaba ahí, en medio de nada…
O. Porque le gustaba estar ahí…
ML. Su frase era: “- ¿Cómo estás Bi?, – Tranquiiilo…”. Nos regaló unas botellas pintadas por él, pero por dentro.
«Había sido un pintor de éxito, bailarín, había vivido en Nueva York, había hecho giras por toda Europa, había estado con amantes, con sus mujeres…»
Una virtud de las sociedades y culturas que habéis conocido.
ML. Como virtud general, la hospitalidad.
O. Sí, estaba pensando lo mismo.
Y un defecto…
ML. Si hubiera uno sería la tendencia que hay a ver a un blanquito occidental como un saco de dinero con patas.
Niños de Pakistán.
¿En qué sentido?
ML. Que vas en un autobús en las mismas condiciones y a los locales les cobran un precio y a los viajeros otro; se la intentan colar. Pero también lo hemos provocado nosotros eso.
O. Nosotros tenemos nuestra propia visión occidental para verlos a ellos, y viceversa. Lo difícil es romper con esos clichés y entender nuestras circunstancias: qué es lo que pasa cuando naces en Guatemala o Pakistán y qué es lo que pasa cuando naces en España.
Estáis participando en exposiciones con Slow Chicken Dance.
ML. Hemos colaborado con el Festival Protesta de Documental de Crítica Social, el día 2 de julio exponemos en el auditorio de Montcada i Reixach y en octubre estaremos en el ciclo de exposiciones de Expodistrito, en Bilbao.
También tenéis en marcha un proyecto muy bonito con cuentos personalizados…
O. Sí, consiste en plasmar la historia que nos pidan, ya sea real o fantástica, en un cuento. Redactamos la historia, la ilustramos con la colaboración en exclusiva de un ilustrador que represente los gustos o el carácter de la persona protagonista del cuento y lo encuadernamos. Todo el proceso, de manera artesanal cuidando cada detalle.
¿Ha terminado vuestro viaje?
ML. No. Nuestro espíritu es nómada. Ahora estamos en Barcelona y mañana en otro lugar.
→ Actualmente podéis encargar vuestro cuento en su página de facebook o en hello@slowchickendance.com
¿Quiénes son vuestros referentes tanto profesionalmente como personalmente?
O. Profesional: Enric Ruiz Geli y Ferran Adrià; personal: MLuz y sus cosas.
ML. Profesional: cada escritor que he ido descubriendo en cada uno de los países en los que hemos estado y mi amigo Cesc Grau; Personal: Oliver, es quien me devuelve las sonrisas cada mañana.
Recomendarnos una canción… Modern Dance de Lou Reed.
¿Qué es lo que menos os gusta de nuestra sociedad actual? Que no nos damos cuenta de lo que hacemos.
Un capricho… Algo dulce después de cenar.
Un lugar… Karimabad en Pakistán (donde acabamos con todas las existencias de chocolate “himalaya” (risas). Un lugar en el que simplemente nos quedamos.
Una web…
http://munduabizikletaz.blogspot.com.es / Kidsandtrips.org
En otra vida hubieras sido… Invisible.
Creo en… A pesar de todo, en el ser humano.
Un consejo que os hayan dado… No vayáis por ahí, y fuimos.
Un fracaso… Cuando no hay expectativas de triunfo, no hay posibilidad de fracaso.
De ese fracaso aprendistéis Nos pasamos el día aprendiendo y desaprendiendo para aprender de nuevo.
Una frase o cita… Hay que darle una oportunidad a la suerte.