«Quería que los lectores pudieran sentir cómo es vivir en la África profunda»
Soñadora, periodista, optimista, blogger y viajera incurable. Soy brasilera y actualmente vivo en Buenos Aires. 36 años. De pequeña quería ser viajera y de mayor también.
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Has conocido más de treinta países por Sudamérica, África, Europa y Oriente Medio, ¿eres rica, ahorraste durante mucho tiempo, mochilera, las dos últimas…?
(Ríe y sonríe) Mucha gente piensa que para viajar es necesario tener mucho dinero, lo que no es verdad. Yo he viajado bastante, pero casi siempre gastando poco; durmiendo en hostales o haciendo couchsurfing, comprando en supermercados y comiendo en las plazas, etc. No soy una persona consumista. Casi no me compro ropa, sólo si realmente la necesito, entonces mis ahorros son para viajar y comer; mis dos grandes placeres en la vida. Además, he aprendido una buena ecuación: vivir con poco dinero = a más tiempo libre.
¿A qué te dedicas?
Trabajo como periodista de viajes freelance y tengo un blog. Además, hago traducciones y consultorías. Lo que más quiero es seguir siendo una “nómada virtual”, para poder trabajar y viajar al mismo tiempo.
¿Qué relación tienes con África?
Desde pequeña soñaba con hacer algún día un voluntariado en África. Veía películas y leía libros sobre el continente y me fascinaba. No sé explicar muy bien mi atracción por la gente africana, pero la verdad es que los admiro mucho; son honestos, simpáticos, excelente en los deportes, increíbles cantando y , sobre todo, porque saben vivir con poco.
Y aquello que soñabas de pequeña lo has hecho realidad. Cinco meses y medio en África...
Mi prioridad era hacer el voluntariado y después viajar. En verdad, juntando las dos cosas hice volunturismo. Elegí Mozambique por la facilidad del idioma. Como el país fue ex-colonia de Portugal, sabía que el portugués me ayudaría a entender la sociedad mucho mejor. Estuve 4 meses en la pequeña ciudad de Lichinga, casi en la frontera con Malawi. Después de eso, viajé 1 mes y medio por Tanzania, Kenya y Sudáfrica. Además, viajé un poco dentro de Mozambique durante el tiempo en que estuve allí. La mejor experiencia fue darme cuenta de que puedo vivir en cualquier lugar, de que me puedo adaptar a cualquier situación si es necesario.
«… los chicos son iguales en todo el mundo; están los que estudian, los pícaros y los que sólo quieren pasarlo bien.»
Y en el voluntariado…
En los 4 meses de voluntariado trabajé en una ONG local que se llama Estamos. Les ayudé con la parte de comunicación y social media. Además de crear, junto con las otras personas que trabajan en la ONG, material sobre la malaria, el SIDA, etc, les abrí una cuenta de Facebook, Twitter e hicimos un blog. Les enseñé lo importante que es estar conectado con esas nuevas herramientas para que puedan dar a conocer el trabajo que hacen allí y así conseguir más ayuda.
Durante el último mes también di clases de inglés en una pequeña escuela en Lichinga. Fue muy lindo poder compartir un poco de mis conocimientos con los niños. Con esa experiencia me di cuenta de que los chicos son iguales en todo el mundo; están los que estudian, los pícaros y los que sólo quieren pasarlo bien. Yo iba siempre en bicicleta y al final de la clase ellos se peleaban por empujarme la bici hasta la salida de la escuela. Una ternura y unas risas que me marcaron para siempre.
«La mejor experiencia fue darme cuenta de que puedo vivir en cualquier lugar, de que me puedo adaptar a cualquier situación si es necesario.»
¿Dónde está exactamente Mozambique?
Es un país africano, en la costa sur del continente, al norte de Sudáfrica.
Desde tu casa hasta la ONG tenías un paseo de 20 minutos, ¿cómo se vive allí?
Se vive con muy poco. La mayoría de las veces iba a trabajar en bicicleta. Por el camino de tierra veía como la gente se despertaba temprano. Casi no había veredas y la gente poco a poco iba apoyando sus productos para vender en las calles; comida, ropa, gallinas vivas, chips de celulares, etc. Me gustaba hacer ese paseo y ver a los chicos con sus uniformes riéndose antes de entrar en la escuela, a las señoras con latas en la cabeza – porque los hombres allí no ayudan en la tarea de buscar agua – y a los perros que salían a ver, como yo, como se despertaba una y otra vez esa pequeña ciudad.
Lichinga…
Sí. Está en la provincia de Niassa, una de las menos desarrolladas de Mozambique. Hay mucha pobreza y mucho por hacer. La mayoría hace sus compras en los mercados callejeros, en donde se puede comprar desde jabón, pilas, verduras, hasta animales vivos. No hay grandes supermercados ni tiendas. Me acuerdo que a veces echaba de menos poder elegir entre una marca de yogur u otra, o entre una leche u otra. Cuando había, eran de una sola marca. Y a raíz de eso, me di cuenta de que uno puede vivir bien con poco, sin tantas elecciones. La mayoría de las personas en esa ciudad compra ropa en la calle y casi todo es de segunda mano procedente de las donaciones que llegan en contenedores desde otros países.
Todo se lleva a cabo en la calle… ¿No es un caos?
Lo que sí me molestaba mucho era el sistema de transporte público, casi inexistente. La gente viaja en furgonetas (vans) que van llenas hasta no poder más. Algunos viajan colgados del lado exterior como animales. Y suelen haber muchos accidentes y muertes. La gente viaja durante muchas horas sentada entre bolsas de granos, material de construcción o leña. Un desastre. Y lo que me llamaba más la atención es que los mozambiqueños no reclaman. Quizás porque no sepan que existe otra forma, por no tener idea de sus derechos o por total resignación. No lo sé.
«… los mozambiqueños no reclaman. Quizás porque no sepan que existe otra forma, por no tener idea de sus derechos o por total resignación. No lo sé»
¿Cuál era tu día a día?
En África el ritmo es otro y me tuve que acostumbrar a despertarme temprano y a acostarme antes de las 22:30h. Me despertaba a las 7h, desayunaba y a las 8h ya estaba en el despacho y trabajábamos hasta las 17h / 17:30h. Después aprovechaba para comprar algo para la cena en el mercado de la calle. Viví en casa de Santos, el director de la ONG, y tenía una habitación muy cómoda. En la casa también vivían sus 5 hijos, 3 sobrinos y 6 perros.
…
Como tenía mucho tiempo libre y Santos tenía una gran biblioteca, leí 5 libros en esos 4 meses. Usaba Internet – cuando funcionaba – para comunicarme con mi família y amigos y para actualizar el blog. Los fines de semana jugaba con Green, la hija de 5 años. Era divertido y muy entretenido convivir con una familia africana grande.
Lucila con Green.
Toda tu experiencia la fuiste contando en tu blog que es una gran guía de viajes…
El blog Mochila Cult ya existía antes del voluntariado.Ya tiene 2 años y medio de vida. Durante el viaje por Mozambique aproveché para escribir más crónicas sociales y culturales, más que turisticas. Quería que los lectores pudieran sentir cómo es vivir en la África profunda y quise compartir esa experiencia con ellos.
Después de ver tu vídeo de despedida, me entran ganas de estar allí en ese momento. ¿Por qué volviste?
Porque ya tenía planeado volver a Madrid. Suelo decir que las despedidas siempre son duras y es algo a lo que los viajeros nos tenemos que acostumbrar para no estar sufriendo siempre. Creo que la mejor parte es lo vivido y compartido. La verdadera amistad aguanta y supera las distancias. Además, me gusta sentir saudades – algo muy brasilero -, añorar el pasado, personas, olores o momentos.
¿A Madrid?
Sí, a mi trabajo fijo en Madrid. Tenía una excedencia de dos años, aunque por otros motivos no volví a incorporarme. Es más, durante el voluntariado me ofrecieron la oportunidad de quedarme trabajando allí con contrato de un año, pero no quise. Hoy pienso que me podría haber quedado…
«Depois de 4 meses de novos amigos, experiências, muitas aventuras, chegou a hora de me despedir de Moçambique, mas levo comigo as boas lembranças e os novos amigos!»
¿Qué echabas de menos cuando estabas en Mozambique?
Puede sonar forzado, pero con tantos años viviendo fuera de Brasil – más de 11 – he aprendido a convivir con otras cosas. Esa es otra de las grandes enseñanzas que me dan los viajes. Prefiero tomar Guaraná cuando estoy en Brasil, comer alfajores cuando estoy en Buenos Aires y probar todo lo nuevo que pueda cuando viajo. Cada cosa en su lugar, porque me di cuenta que si añoro lo que no tengo, dejo de valorar lo que está delante de mí en ese momento.
¿Y ahora?
Me gusta mucho comer y mi plato preferido de Mozambique es la matapa: hojas de mandioca, maní y leche de coco – ¡qué rico! -.
¿Cuál es tu Top 5 de ciudades del mundo?
Una pregunta difícil. El orden es aleatorio: Londres, Buenos Aires, Estambul, Isla de Mozambique y Ciudad del Cabo.
¿Por qué te fuiste a Argentina?
Mis padres son argentinos, pero viven en Brasil. Yo me fui de Curitiba cuando tenía 24 años para estudiar inglés durante un año en Londres. Además, también he vivido en Turín y Madrid. Me gusta probar, descubrir… y eso de viajar ya es más fuerte que yo. Pero la principal razón que me hizo venir a vivir a Buenos Aires fue mi abuelita Bubu, que falleció el año pasado con 107 años. Otro de mis sueños era vivir con ella por un tiempo, y tuve la suerte de hacerlo durante 2 años.
Recomiéndanos una canción… Mudaram as estações – Legião Urbana.
Un capricho… comer chocolate en la cama mientras llueve.
Una web… mi blog www.mochilacult.com.
Un lugar… atardecer en la playa.
En otra vida hubieras sido… un caballo.
Creo…. en el ser humano.
Un consejo que te hayan dado… No te rindas.
Un fracaso… tener dificultad para perdonar.
Aprendiste… que lo que cuenta es el momento.
Una frase o cita… «Nunca es tarde para ser lo que deberías haber sido.»
«…si añoro lo que no tengo, dejo de valorar lo que está delante de mí en ese momento»
This interview has been translated by Lisa-Marie Rahlmann. Read here.
febrero 3, 2014 @ 6:08 pm
Muchas gracias por la entrevista. Me gustó mucho participar de este proyecto que ayudar a inspirar y a ver el más allá. Suerte y que siga adelante!! Abrazos viajeros!!
febrero 3, 2014 @ 9:54 pm
Hola, Lu. Gracias a ti por compartir tu historia con nosotros. De no haber sido así, no hubiéramos conocido a una magnífica persona!