Lo dejaron todo para dar la vuelta al mundo y ya llevan más de 482 días viajando.

Èlia trabajó durante seis años en un banco. Joan, ingeniero de caminos, en una consultoría. Juntos lo dejaron todo para dar la vuelta al mundo y ya llevan más de 482 días viajando. Podéis seguir su viaje en voltantpelmon.com y Facebook.


¿Qué habéis estado haciendo los últimos 482 días de vuestra vida?
 Joan Básicamente, hemos estado viviendo en el mundo. Hay mucha gente que lo ve como un viaje o unas largas vacaciones. Para nosotros es una forma de vivir fuera del país aprendiendo un poco sobre nuevas culturas, conociendo a gente y viviendo miles de experiencias impresionantes.
Èlia. No puedes estar 482 días de turismo. No puedes seguir ese ritmo. Por lo tanto, al final es vivir. Llegas a una ciudad y es tu ciudad; tu casa, tu día a día allí. 

Habéis vuelto a casa, ¿ha terminado vuestro viaje? 
Joan. No, no, todavía seguimos… Hemos venido un par de meses para ver a familia y amigos. Esto sí que son unas vacaciones. Aquí tenemos todo planificado.

¿A qué os dedicabais antes de empezar la vuelta al mundo?
Joan. Yo soy ingeniero de caminos y trabajaba en una consultoría en Barcelona.
Èlia. Yo estudié empresariales y durante seis años estuve trabajando en una entidad bancaria.

«… si a los veintiséis años no eres feliz en algo, no tienes que seguir así.«


Podríamos decir que teníais los próximos años solucionados. O, al menos, una situación laboral estable. ¿Qué os lleva a cambiarlo?
Èlia. ¿Qué es estabilidad a día de hoy? Porque los dos teníamos un contrato fijo, pero mañana hacen un ere y a la calle. Yo tengo muchos compañeros que ahora están en el paro  por eso mismo. Así que estar estable actualmente para una persona de veintiséis años no significa nada.
Joan. En mi caso, era bastante estable porque a la consultora donde trabajaba no le falta trabajo… Pero yo no estaba cómodo con lo que hacía; no me gustaba. Me sentía explotado y decidí que no quería que me tomaran el pelo. Simplemente lo dejé.

Ya…
Èlia. Pero si a los veintiséis años no eres feliz en algo, no tienes que seguir así. Por qué no vives un poco y luego ya te aguantarás y estarás en un trabajo que no te gusta, si es el caso. Tendremos que trabajar para pagar las facturas, tener una familia y  otras cosas. Sin embargo, a día de hoy, prefería – preferíamos, Joan y yo- ser felices haciendo otra cosa.

«Hemos comido en la calle con las barbacoas públicas comprando lo más barato en el supermercado, hecho car sharing con un coche que alquilamos en Australia, dormido en el mismo coche…»

Es un viaje en busca de la felicidad…
Èlia. Sí. Y si no hubiéramos hecho un viaje, hubiéramos buscado otro cambio en nuestras vidas.

Joan. Una salida.


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Dicen que si este tipo de experiencias no las vives ahora, ya no lo harás, pero os habéis encontrado a personas más mayores por el camino… 
Èlia. Hemos estado compartiendo ruta de viaje casi siete meses con un joven de cincuenta años. Viajaba sólo y tenía más energía que cualquiera de nosotros. También conocemos mediante blogs a gente que con hijos o con hipoteca y que han alquilado su piso. Al final, el viaje se tiene que convertir en tu prioridad. 

Joan. Evidentemente, es más sencillo si no tienes hipoteca ni hijos. Uno de los casos más curiosos que conocemos es el de una pareja que se iba a casar y ya tenían prácticamente todo organizado. Pero cuando estaban eligiendo el destino del viaje de novios, había tantas cosas que querían ver que cancelaron la boda y con el dinero que se iban a gastar se fueron de viaje.

Como la historia de “Mamma mia”.
Joan. Exacto. (Risas)
Èlia. En este caso, fue un trauma para las familias…

¿Y cómo acaba la historia de esta pareja?
Èlia. Pues se fueron de viaje por el mundo, se casaron en Las Vegas y luego, cuando volvieron, se casaron por lo civil.

Tú, Joan,  pasaste de calcular estructuras a calcular el presupuesto de vuestro viaje… ¿Cómo lo habéis organizado?
Joan. Ella planifica el tiempo y yo la gestión del dinero.


«Nos anunciamos en una web de car sharing en Australia y ofrecíamos un precio fijo por trayecto. Es decir,  si el bus de Sidney a Brisbane vale 100 dólares, nosotros ofrecíamos el viaje a 80 dólares por persona. Conseguimos amortizar un 110% del coste del coche.»

¿Dónde empezásteis?
Joan. Desde Barcelona volamos a San Petersburgo y desde allí empezamos.

¿En cuántos países habéis estado?
Joan. En dieciséis países de momento. Ciudades, muchas más.

¿Teníais alguna estimación de presupuesto para el viaje?
Èlia. En un principio teníamos una ruta propuesta para dieciocho meses y una media de mil euros al mes. Es lo que habíamos visto en otros blogs de viajeros.

Y teniendo en cuenta que en India gastas menos que en Australia, ¿no?
Èlia. Paradójicamente, Australia ha sido donde hemos gastado menos porque ya veníamos acostumbrados a sobrevivir durante todo el camino recorrido, y te buscas la vida. Hemos comido en la calle con las barbacoas públicas comprando lo más barato en el supermercado, hecho car sharing con un coche que alquilamos en Australia, dormido en el mismo coche…

Nos anunciamos en una web de car sharing y ofrecíamos un precio fijo por trayecto. Es decir,  si el bus de Sidney a Brisbane vale 100 dólares, nosotros ofrecíamos el viaje a 80 dólares por persona. Conseguimos amortizar un 110% del coste del coche. Nosotros salíamos ganando y ellos también porque el viaje les salía más barato que el bus.

Y la media de 1.000 euros al mes…
Joan. De momento llevamos 16 meses y una media de 630 al mes por persona. Pero no hemos terminado todavía. Nos queda  América. Al fin y al cabo, el presupuesto lo vas adaptando sobre la marcha. 
Èlia. Donde hemos ahorrado más ha sido en comer y dormir. Comer, plato único; y dormir, al principio empezamos con el listón más alto y luego hemos dormido en sitios que en mi vida había imaginado que dormiría.

Incluso en la cubierta de un barco…
Joan. Sí… Eso fue en Filipinas en un trayecto de diecisiete horas. Cogimos el pasaje de “economy” que es “sálvese quien pueda”. Estábamos 5.000 personas dónde y cómo podíamos.  Otra experiencia más.
Èlia. Y al final es eso. Ahorrar en todo lo que se pueda para alargar más el viaje.


Controlando minuciosamente los gastos…
Joan. Yo tenía mi excel y cada día iba metiendo todo lo que nos gastábamos ordenado por transporte, comida, alojamiento, extra…

Un balance…
Joan. Sí.  Calculaba una media diaria que se actualizaba cada día y entonces intentas reducir ese gasto diario. Si nos quedaban 4 días para salir de un país y teníamos una media de 12,63€, intentábamos bajar a 12€.

Como una empresa…
Joan. Exactamente. Yo soy el que calcula los números. Que un día nos hemos pasado de presupuesto, pues el siguiente día se compensa..
Èlia. El siguiente día se come sólo arroz, por ejemplo. (Risas)

¿Qué equipaje lleváis?
Joan. Más o menos 13kg. cada uno. Dos mochilas: una grande y otra de mano. En realidad, con poco te basta. Además, nos lavábamos la ropa a mano en la habitación y llevábamos una cuerda que colgábamos de ventana a puerta. En Asia la ropa se seca en cinco minutos.

Y las lavanderías…
Èlia. Si nos limpiamos nosotros la ropa, es un gasto menos. Con estas pequeñas cosas puedes ahorrar mucho. Nosotros de los que conocemos somos de los que hemos gastado menos, contando que en Australia estuvimos dos meses.
Joan. En Australia hemos hecho mucho car sharing, couchsurfing…





«En Indonesia también hicimos couchsurfing… Estábamos en el aeropuerto para coger un avión rumbo a la isla de Sulawesi y en dos horas llegábamos. Enviamos una solicitud a un couchsurfer, nos respondió al momento y nos vino a buscar al aeropuerto.«

Y es también lo que habéis estado haciendo en España durante estos días…
Joan. Sí, aquí hemos estado tirando de couchsurfing. Siempre acabas encontrando gente que es una pasada y experiencias muy buenas.
Èlia. En Indonesia también hicimos couchsurfing por la experiencia de vivir en casa de una persona local. De hecho, estábamos en el aeropuerto para coger un avión rumbo a la isla de Sulawesi y en dos horas llegábamos. Enviamos una solicitud a un couchsurfer, nos respondió al momento y nos vino a buscar al aeropuerto. En general, también hemos tenido mucha suerte.
Joan. En Indonesia no tienen nada, pero te lo dan todo.
Èlia. En una ocasión se nos rompió el cable del cargador del ordenador. Era un MacBook Air y, claro, tienes que ir a la tienda Apple de turno.

Estabais relativamente cerca de las fábricas de Apple…
Èlia. Por suerte, había cuatro Resellers de Apple y los chicos de allí nos acompañaron en su coche a cada uno de ellos para encontrar el cargador. Al final, lo encontramos y visitamos todos los centros comerciales de la ciudad.

Hay buenas personas en todas partes, pero aquí somos más desconfiados… 
Èlia. Aquí si alojas a desconocidos, no entran en tu casa sin ti. Que es lo normal y yo seguramente haría lo mismo. Pero fuera de aquí… Recuerdo en Melbourne que fuimos a una casa y no sabíamos cómo quedar porque ellos se iban a las 07am y nosotros llegábamos un poco más tarde.

Entonces…
Èlia. Nos envío un mensaje: “No pasa nada. Os dejamos las llaves en el buzón. Nos vemos esta tarde” . No nos conocíamos de nada y todo fue vía e-mail, whats app… Todo funciona por un sistema de referencias y tanto huéspedes como propietarios se votan. Siempre buscarás a personas con buenas referencias.

 


Gracias a la difusión de las entrevistas podemos seguir compartiendo buenas historias de personas que nos inspiran. 


«Allí vivimos una de las mejores experiencias de mi vida cuando subimos al Thorong La Pass que es el paso de montaña más alto del mundo a 5.416 metros. «

¿De todo lo que habéis visto con qué os quedáis?
Si nos basamos en un criterio de paisaje, gente y dinero, nos quedamos con Nepal. Es un país barato, con unos paisajes increíbles y una gente estupenda.
Èlia. Allí vivimos una de las mejores experiencias de mi vida cuando subimos al Thorong La Pass que es el paso de montaña más alto del mundo a 5.416 metros. Fue una experiencia brutal de superación personal porque yo soy una persona cero montañera. Fue un subidón.

Nunca mejor dicho.
Èlia. Sí, jajaja. También nos quedamos con los países menos turísticos como Mongolia, Myanmar, Filipinas, Birmania, Laos… y su hospitalidad; te dejan su cama para irse a dormir a una hamaca. Cuando haces un viaje así también  valoras estar en un sitio tú solo; no tan pisado y explotado turísticamente.
Joan. La gente es más auténtica y tampoco te intentan timar con precios para turistas.



Te permite vivir experiencias más auténticas…
Èlia. En el Transiberiano conocimos a unos madrileños que también iban a Mongolia y nos juntamos con ellos. Fuimos a un pueblo a seis horas de la capital, en medio de la nada. Coincidimos ocho viajeros allí: una chica china junto con su novio americano, otra chica polaca, la pareja madrileña del Transiberiano… Dormimos en una Yurta, que son las tiendas de los mongoles, conocimos a un americano destinado allí que trabajaba para los cuerpos de paz de los Estados Unidos, hicimos un tour por el desierto con un guía mongol…

En el desierto, había un pueblo nómada que vive de los productos de las cabras y camellos y de los trueques. Nos ofrecieron café, leche, queso, pasteles, nos invitaron a su tienda… Es la hospitalidad mongola; te lo dan todo. Una experiencia así es muy difícil de vivir en Tailandia, por ejemplo.



«Seguimos necesitando ciertas comodidades a las que ya estamos acostumbrados, empezando por una ducha con agua caliente. Sin embargo, las valoramos más.«

Decidme una virtud y un defecto que hayáis visto en las sociedades y culturas que habéis conocido.
Èlia. Una virtud, la hospitalidad mongola y de otros países, por ejemplo. Un defecto, la cultura china. Nos parecen unos maleducados y unos guarros. Escupir, eructar, fumar dentro de los trenes cuando no se puede, poco hospitalarios, etc. Por otra parte, está el país que tiene cosas impresionantes y los chinos que saben inglés y  han viajado, que son muy distintos al resto de la población.

¿Ha cambiado vuestra forma de percibir el mundo?
Èlia. Sí. Pero, honestamente, seguimos necesitando ciertas comodidades a las que ya estamos acostumbrados, empezando por una ducha con agua caliente. Sin embargo, las valoramos más.

¿Y vuestro objetivo en la vida?
Èlia.
El objetivo final sigue siendo el mismo que antes: establecernos en algún lugar y calidad de vida. Pero ahora con el matiz de “algún lugar”. Ya no sólo aquí en España, sino en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá…
Joan. Yo lo que tengo bastante claro es que no quiero volver a lo que tenía antes aquí en España, que era un trabajo en el que empezaba a las ocho de la mañana, llegaba a casa a las nueve de la noche y no tenía más vida. Mi sueldo era una basura. Es decir, con un mal sueldo no tenía vida. Ahora valoro mucho más el tiempo que dedico a mis cosas.

En cuanto a esa calidad de vida, ¿con qué país os quedáis?
Joan. Australia tiene una calidad de vida impresionante comparándolo con países
similares.

Para terminar, alguna anécdota…
Joan.
Estábamos en Myanmar y alquilamos unas bicis para llegar al lago Inle por nuestra cuenta. Empezamos a pedalear por una carretera paralela al lago, pero cada vez nos alejábamos más. Entonces, decidimos tomar un camino hacia el interior y llegamos a un poblado de cuatro casas cuyos habitantes no habían visto un turista en su vida casi…
Èlia. Los últimos habían sido dos franceses hacía un mes.
Joan. Evidentemente, no hablaban inglés y les intentamos preguntar si íbamos bien. Ellos entendieron más o menos que queríamos dar una vuelta por el lago y nos ofrecieron llevarnos en sus barquitas – ellos eran pescadores – por el lago. Al principio desconfiamos un poco, pero íbamos con dos viajeros más y nos decidimos.

El paseo fue impresionante. Nos bañamos, pescamos con ellos… y cuando volvimos al pueblo nos invitaron a entrar en una casa. Era la más grande del poblado . Al poco tiempo, empezó entrar todo el pueblo.

Compartimos con ellos una sandía, papayas y galletas que llevábamos, sacamos el portátil y pasamos las fotos que acabábamos de hacer y se las enseñamos. Alucinaban por cómo podían estar esas fotografías ya en el ordenador. Nadie hablaba inglés, pero nos entendíamos y compartimos una experiencia muy bonita. Al día siguiente, volvimos con las fotos reveladas y se las regalamos.

Èlia. En Mongolia nos encontramos a Frank de la jungla. Es tal cual lo ves en la tele.

Joan. Èlia tuvo que volver quince días antes y yo estuve en Australia durmiendo en el maletero del coche que alquilamos. Y a las afueras de la ciudad porque allí está prohibido.

«En ese momento nos entró el miedo porque estás en un país que no sabes lo que va a pasar. Yo exploté de impotencia, me puse a llorar y quería irme a casa.«

Una para olvidar… 
Èlia. El día de mi cumpleaños en la India. Llegamos a Jodhpur de noche. Ya veníamos de unos días con una serie de problemas e imprevistos. En ese momento éramos un grupo de cinco y en un hotel llegamos al acuerdo de 500 rupias por una habitación de cinco personas. Al día siguiente nos subieron el precio a 1.600 rupias y les dijimos que eso no lo íbamos a pagar.
Joan. Nos amenazaron con llamar a la policía, que tenían nuestro número de pasaporte, que nos denunciarían, etc. Y  entonces, apareció uno que decía que era policía. Parecía todo como muy organizado por su parte.
Èlia. En ese momento nos entró el miedo porque estás en un país que no sabes lo que va a pasar. Yo exploté de impotencia, me puse a llorar y quería irme a casa. Al final les pagamos 1.000 rupias y en el nuevo hotel ya nos dijeron que no era la primera vez. 
Joan. Las malas experiencias son de este estilo. Que te intentan engañar, te mienten con las horas de viaje en bus…

Me recomendáis una canción… Bohemian Rhapsody de Queen.
Un capricho… Después de tanto tiempo, una pizza o una hamburguesa.
Una web… http://www.uncambiodeaires.com 
Un lugar… Nepal.
En otra vida hubieras sido… Joan un Koala y yo su cuidadora.
Creemos en… Las personas.
Un consejo que os hayan dado… Largaos de España.
Un fracaso… Èlia. Mi antigua relación.
Aprendiste… A valorarme más a mí misma.
Joan. La palabra fracaso no está en mi vocabulario. Siempre la cambio por aprendizaje.
Una frase o cita… «Travel is the only thing you buy that makes you richer.»

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